Como ya dije en la presentación uno de los dos fue llamado por la Patria y tuvo que ponerse de verde. Fue llevado a la blanca y brillante ciudad de Valencia, más conocida por la tierra de las naranjas, de la luz y del amor y de los peperos. La revista nos salió redonda aunque sus cantos sean rectilíneos y su contenido sea tan bueno como hacer guardias día sí y día también, maniobras orquestales en la oscuridad y comer rancho mañana, mediodía y noche (suerte de la cantina y sus bocatas de calamares, chorizo de cantimpalo y berberechos, todo ello regado con cerveza y/o calimocho)
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